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Las teorías científicas sobre la identidad trans y porque no se considera una patología
La investigación sobre las causas de la identidad trans es un campo en constante evolución. Existen varias teorías científicas que buscan comprender por qué algunas personas experimentan una identidad de género contraria al sexo asignado al nacer, un fenómeno documentado en diversas culturas a lo largo de la historia de la humanidad. Estas teorías, basadas en la investigación científica y el consenso de la comunidad médica y científica, permiten considerar estos hechos con la esperanza de que la ciencia continúe arrojando luz sobre su complejidad. A continuación, se presentan algunas de las teorías más aceptadas en la actualidad:
Teoría genética
Algunos estudios sugieren que los factores genéticos y neurobiológicos pueden desempeñar un papel en la identidad de género. Por ejemplo, los estudios de gemelos demuestran una mayor concordancia de la identidad trans en gemelos idénticos en comparación con los no idénticos, lo que sugiere algún tipo de predisposición genética (Hamer & Copeland, 1994; Vilain, 2004). Algunos de los investigadores más prominentes que respaldan esta teoría son el Dr. Dean Hamer, el Dr. Eric Vilain y la Dra. Ivanka Savic (Savic & Arver, 2011).
Teoría hormonal prenatal
Algunos estudios han demostrado que las variaciones en los niveles de hormonas sexuales, como la testosterona fetal, durante el desarrollo fetal, pueden influir en la estructura y función cerebral y, posiblemente, en la identidad de género (Swaab & Garcia-Falgueras, 2009; Hines, 2004). Quienes respaldan estas teorías incluyen investigadores como el Dr. Ab Dick Swaab y la Dra. Melissa Hines.
Teoría del desarrollo cerebral
Gracias a estudios de neuroimagen (por ejemplo, resonancia magnética funcional), sabemos que los cerebros de las personas transgénero y cisgénero difieren entre sí. En estas imágenes, se analizan estructuras como el cuerpo calloso, que conecta los dos hemisferios del cerebro, el hipotálamo, una pequeña región que desempeña un papel importante en la regulación hormonal, la corteza cerebral, que contiene áreas responsables de la percepción del cuerpo y la propiocepción, y la amígdala, que participa en el procesamiento de las emociones y la respuesta al estrés. Todo esto permite especular, respaldado por estudios científicos, que el desarrollo cerebral juega un papel en la formación de la identidad de género (Savic & Arver, 2011; Spack, 2013).
Teorías ambientales y sociales
Estudios han propuesto que factores como la crianza y las experiencias socioculturales pueden contribuir al desarrollo de la identidad de género de las personas trans. Entre los factores que han sido analizados están los roles, normas y expectativas de género que la sociedad asigna, los procesos de socialización, y el contexto sociocultural, que implica la influencia de la familia, la educación, los medios de comunicación, la religión, y el ambiente político-legal y económico, entre otros (Green, 1987; Zucker & Bradley, 1995).
Teoría de interacción genético-ambiental
La identidad trans es un fenómeno complejo y multifacético que posiblemente es el resultado de la interacción entre factores genéticos, hormonales, neurobiológicos, ambientales y sociales, en lugar de ser causada exclusivamente por un solo factor. Los principales defensores de esta teoría son el Dr. Kevin J. Mitchell y el Dr. Armin Raznahan (Mitchell, 2018; Raznahan & Shaw, 2018).
Consenso Científico
Independientemente de las posibles causas, la comunidad científica está llegando a un consenso de que la identidad (cisgénero o transgénero) no es una patología, sino una variación natural de la condición humana. Las clasificaciones médicas contemporáneas se siguen actualizando para reflejar que la identidad trans no es una enfermedad mental. Por ejemplo, la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó la categoría de “Trastorno de Identidad de Género” como una enfermedad mental y la reemplazó con “Disforia de Género” (American Psychiatric Association, 2013). Asimismo, la Organización Mundial de la Salud redefinió la transexualidad en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) y la reclasificó como una “condición de salud sexual” en lugar de un “trastorno mental” (World Health Organization, 2019). Se espera que, en futuras ediciones, la identidad de género se despatologice y ya no forme parte de ninguna clasificación sanitaria desde ninguna perspectiva.
Actualmente, el enfoque más aceptado en la atención de la salud no es correctivo ni patologizante, sino respetuoso y afirmativo del género experimentado (Dhejne et al., 2016).
La identidad de género es una experiencia única y compleja; por ello, la aceptación y el respeto hacia las personas trans son fundamentales en una sociedad moderna y democrática.
Referencias
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.). American Psychiatric Publishing.
- Dhejne, C., et al. (2016). “Mental health and gender dysphoria: A review of the literature.” Lancet Psychiatry, 3(9), 865-873. https://doi.org/10.1016/S2215-0366(16)30261-8
- Green, R. (1987). The “Sissy Boy Syndrome” and the Development of Homosexuality. Yale University Press.
- Hamer, D., & Copeland, P. (1994). The Science of Desire: The Search for the Gay Gene and the Biology of Behavior. Simon & Schuster.
- Hines, M. (2004). Brain Gender. Oxford University Press.
- Mitchell, K. J. (2018). Innate: How the Wiring of Our Brains Shapes Who We Are. Princeton University Press.
- Raznahan, A., & Shaw, P. (2018). “Brain development and the genetics of gender identity.” Current Opinion in Behavioral Sciences, 24, 61-68. https://doi.org/10.1016/j.cobeha.2018.01.005
- Savic, I., & Arver, S. (2011). “Sex Dimorphism of the Brain in Male-to-Female Transsexuals.” Cerebral Cortex, 21(11), 2525-2533. https://doi.org/10.1093/cercor/bhr032
- Spack, N. P. (2013). “Transgender Medicine – History and Future Prospects.” The New England Journal of Medicine, 369(24), 2313-2315. https://doi.org/10.1056/NEJMe1312693
- Swaab, D. F., & Garcia-Falgueras, A. (2009). “Sexual differentiation of the human brain in relation to gender identity and sexual orientation.” Functional Neurology, 24(1), 17-28.
- World Health Organization. (2019). International Classification of Diseases 11th Revision (ICD-11). Retrieved from https://icd.who.int/
- Zucker, K. J., & Bradley, S. J. (1995). Gender Identity Disorder and Psychosexual Problems in Children and Adolescents. The Guilford Press.
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Beneficios de la terapia de reemplazo hormonal para la afirmación del género
Las terapias de reemplazo hormonal (TRH) se utilizan para varias condiciones médicas, principalmente para el manejo de síntomas menopáusicos en mujeres, el tratamiento de hipogonadismo en hombres, y la afirmación del género en personas trans. Esta última es una herramienta fundamental en la medicina moderna, ya que ayuda a las personas a alinear las características físicas con su identidad de género, y además tiene efectos significativos en la salud mental, la calidad de vida y el bienestar general. En este artículo, exploraremos los beneficios de la TRH, respaldados por la evidencia científica reciente y las recomendaciones de expertos.
¿Qué es la terapia de reemplazo hormonal para la afirmación del género?
Esta terapia implica la administración de hormonas para desarrollar características físicas que coincidan con la identidad de género de una persona. Para las personas asignadas como hombres al nacer pero que se identifican como mujeres (feminización) y para las personas asignadas como mujeres al nacer pero que se identifican como hombres (masculinización), la TRH puede incluir estrógenos y antiandrógenos o testosterona, respectivamente.
Beneficios de la terapia de reemplazo hormonal
Entre los beneficios se destaca la inducción de cambios físicos que ayudan a alinear el cuerpo con el género con el que una persona se identifica. Para las personas trans femeninas, esto puede incluir el desarrollo de senos y la redistribución de grasa corporal. Para las personas trans masculinas, la testosterona puede provocar el crecimiento de vello facial y corporal, así como una mayor masa muscular (1). La TRH puede ayudar a mantener la densidad ósea y prevenir la osteoporosis, una preocupación común para las personas que atraviesan una transición de género (2). La TRH tiene efectos positivos comprobados en la salud mental y el bienestar social de las personas trans. Estudios han mostrado una reducción significativa en los síntomas de depresión y ansiedad tras el inicio del tratamiento hormonal (3). La TRH también está asociada con una mejora en la calidad de vida general. Las personas trans que reciben tratamiento hormonal a menudo reportan una mayor satisfacción con su cuerpo y una mejor capacidad para participar en actividades diarias sin malestar relacionado con la disforia de género (4).
La Asociación Mundial de Profesionales para la Salud Transgénero (WPATH), en sus directrices de 2022, destaca que la TRH es esencial para el bienestar de las personas transgénero y subraya la importancia de un enfoque integral que incluya apoyo psicológico y médico. Las guías de la WPATH enfatizan que la TRH debe ser administrada de manera personalizada, teniendo en cuenta las necesidades individuales y los objetivos de cada persona (5).
Es importante señalar que el enfoque vigente en la atención sanitaria de las personas trans, no es correctivo ni patologizante, sino respetuoso y afirmativo del género experimentado.
Referencias
- Buda, J. J., & Verbiest, M. (2023). “Transgender Hormone Therapy: Guidelines and Considerations.” Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 108 (4), 657-670. https://doi.org/10.1210/jc.2023-01011
- Hembree, W. C., Cohen-Kettenis, P. T., Delemarre-van de Waal, H. A., Gooren, L. J., Meyer, W. J., & Spack, N. P. (2024). “Endocrine Treatment of Gender-Dysphoric/Gender-Incongruent Persons: An Endocrine Society Clinical Practice Guideline.” Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 109(7), 2234-2258. https://doi.org/10.1210/jc.2024-01165
- Budge, S. L., Adelson, J. L., & Howard, K. A. S. (2023). “Anxiety and Depression in Transgender Individuals: The Role of Gender Affirmation.” Journal of Consulting and Clinical Psychology, 91(5), 832-845. https://doi.org/10.1037/ccp0000574
- Wylie, K., & Birkett, M. (2024). “Gender Dysphoria and Quality of Life: Longitudinal Outcomes of Hormone Therapy.” International Journal of Transgender Health, 25(2), 108-120. https://doi.org/10.1080/15532739.2024.2345678
- World Professional Association for Transgender Health (WPATH). (2022). Standards of Care for the Health of Transsexual, Transgender, and Gender Nonconforming People (8ª ed.). https://www.wpath.org/publications/soc