S.T.A.R.

¿Quién es Angie?
Soy Angie Ramírez, una mujer trans de 32 años, originaria del departamento de San Vicente. Trabajo de lunes a sábado, estudio en una modalidad semipresencial, cuido de mi madre y mantengo una relación estable desde hace dos años. Llevo un proceso de transición hormonal, y me esmero por llevar una vida saludable. Como cualquier persona, enfrento bastantes desafíos, pero poco a poco he logrado avanzar en la vida y mantenerme firme en mi identidad.
¿Cómo fue tu proceso de entender que eras una persona trans y cómo reaccionó tu entorno?
Desde temprana edad, cuando comencé a comprender las cosas, me di cuenta que me sentía más identificada con las cosas femeninas que con las masculinas. A los 13 años, decidí que necesitaba vivir de acuerdo con mi verdadera identidad. En un principio no sabía muy bien que iba a pensar mi familia, pero ya estaba segura de quien era y de lo que quería hacer. Llegó un momento en que tomé el valor, y me dije “tengo que cambiar, no me importa lo que diga mi familia”. Desde ese momento comencé a vestirme como mujer, usaba ropa femenina. Tenía una amiga que me regalaba su ropa. Lamentablemente, mi familia no aceptó esa transición social. Mis hermanos decían que yo era la vergüenza de la familia y mi padrastro comenzó a decirme que me fuera de la casa, lo que me llevó a dejar mi hogar a una edad muy temprana. A los 22 años tomé la decisión de iniciar mi proceso de reemplazo hormonal.
¿Cómo ha sido tu viaje hacia la autenticidad y la autorrealización como persona trans?
Ha sido un viaje difícil porque la discriminación es grande, el hostigamiento de la gente crece cada día y lo más difícil es encontrar empleo. Sin embargo, con el tiempo, he logrado sentirme segura y aceptada, pues la perspectiva de mi madre y de mi padrastro ha cambiado con el tiempo y me aceptan tal como soy. Se han dado cuenta que yo busco superarme día con día, sigo siendo buena persona, ayudo si puedo hacerlo, soy servicial y me gusta respetar a los demás. La esencia de Angie no desaparece.
¿Hay alguien en particular que te haya inspirado a seguir adelante en tu búsqueda de autenticidad y felicidad?
Mi principal inspiración ha sido mi madre, que ha sido una mujer fuerte y me ha aceptado y apoyado en todo momento. Comparto mucho tiempo con ella y nos llevamos bien. Además, soy quien la cuida, pues padece de una enfermedad crónica y soy la que siempre está cerca de ella. También, mi pareja ha sido un apoyo muy importante en mi vida, brindándome un ayuda constante. Tanto mi madre, como él me motivan a seguir adelante, como una persona responsable, trabajadora y productiva.
¿Qué cambios positivos has tenido en tu vida?
Debido a mi expresión femenina a temprana edad y la pobreza, tuve muchas dificultades para continuar estudiando, y al irme de mi casa tuve que dejar la escuela. Fue algo que me hacía sentir incompleta. Sin embargo, a través de DIKÉ conocí el proyecto del ACNUR “Cerrando brechas” el cual me dio la oportunidad de continuar estudiando. Solamente había llegado hasta el tercer grado, y he ido avanzando. Ahora estoy por iniciar el noveno grado. Otro de los cambios positivos fue que aprendí a cocinar muy bien y con el tiempo conocí a personas que me dieron la oportunidad de trabajar en restaurantes, pero con la pandemia me quedé sin trabajo. Pero otras personas que me han dado trabajo como cocinera en sus hogares. Estos logros me han ayudado a sentirme con más seguridad y fortaleza.
¿Cuáles han sido los principales obstáculos que has enfrentado y cómo los has superado?
Todo el tiempo viajo en microbús y siempre hay comentarios y miradas negativas de algunas personas, y a veces hasta ofensas y groserías, sin pensar en cómo nos harán sentir. Es una sensación desagradable, que antes me causaba mucho dolor. Pero he aprendido a ignorarlos y a concentrarme en mi propia felicidad y bienestar. Además, he encontrado apoyo en mi comunidad, que ha aprendido a aceptarme y respetarme como soy. Donde vivo, al principio si me veían mal, pero poco a poco me fueron conociendo y soy aceptada. Siempre trato a las personas con un gran respeto y eso lo notan. Existen personas buenas dentro de mi vida, personas que me motivan y son a las que quiero conservar siempre.
¿Cuáles son tus planes, tus sueños o metas?
Mis principales sueños son seguir mis estudios. Avanzar lo más que pueda. Además, me gustaría tener una casa y un negocio propio. Estas metas me mantienen motivada y enfocada en seguir adelante a pesar de los obstáculos.
¿Qué consejo o palabras de aliento le darías a otras personas trans que están luchando por aceptarse a sí mismas y que enfrentan discriminación y prejuicios?
Les diría que se acepten tal como son y que no permitan que los comentarios negativos de los demás afecten su autoestima y felicidad, y que jamás les pase por la mente cometer locuras de atentar contra ellas mismas. La vida es bonita y merecen vivirla tranquilamente como las persona que son. Que no pierdan la esperanza y que sigan adelante con valentía.
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¿Quién es Diana Mendoza?
Soy una mujer trans de 24 años, técnica en optometría graduada de la Universidad Andrés Bello. Actualmente, soy activista por los derechos LGBT+ y dinamizadora en el CENTRO DIKÉ. Mi trabajo me permite abordar temas que importan a personas que comparten mis vivencias, especialmente a mujeres trans que experimentan violencia constante. Vivo con mi madre y mi hermano, quienes son mis mayores apoyos.
¿Cómo fue tu proceso de entender que eras una persona trans?
Desde muy pequeña, me identificaba con lo femenino. Aunque no tuve orientación específica, desde los cuatro años me sentía más conectada con las actividades y juegos de mis primas. Esos recuerdos de infancia, donde me vestía con las faldas de mi tía y compartía juegos con mis primas, me han marcado profundamente. Siempre supe que era diferente, pero he aprendido a ver esa diferencia como algo positivo y valioso.
¿Has tenido momentos de realización en los que percibiste más satisfacción de vida?
Uno de los momentos más satisfactorios fue cuando inicié mi terapia de reemplazo hormonal. Por primera vez, me sentí plena y realizada al ver que comenzaba a expresar externamente lo que siempre había sentido por dentro. Estos cambios han mejorado mi autoestima y me han ayudado a superar la depresión. Aunque el proceso fue difícil, enfrentarlo me ha dado la valentía para construir una mayor confianza en mí misma. Naturalmente, también me enorgullece recordar mis logros académicos, como destacar en mis calificaciones, realizar prácticas clínicas y obtener mi título universitario.
¿Recuerdas a algunas personas que te apoyaron en tu proceso?
Muchas personas han sido clave en mi historia. Desde compañeros de universidad y amigos del trabajo, hasta mi madre, quien ha sido un pilar fundamental en mi vida. A pesar de las dificultades, siempre ha tratado de comprenderme y apoyarme, lo cual ha sido invaluable para mí.
¿Cómo te has abierto camino en todos tus entornos siendo una mujer trans?
Abrirse camino en este país es complicado, pero no imposible. A lo largo de mi vida, he encontrado personas aliadas que me han ayudado a crear un entorno seguro y positivo. Creo que es fundamental buscar soluciones y rodearse de personas que nos apoyen en nuestros esfuerzos, en lugar de enfocarnos en los conflictos.
¿Cuáles son tus planes y metas?
Tengo muchos sueños y metas, entre ellos, establecerme en una casa propia y obtener mi propio vehículo. También quiero seguir formándome académicamente en otra disciplina, ya que me encanta aprender y expandir mis conocimientos.
¿Qué mensaje envía Diana Mendoza?
La vida está llena de desafíos, pero también de oportunidades para crecer y aprender. Desde muy pequeña, aprendí que ser diferente no es algo malo, sino una fuente de fortaleza. Cada experiencia, cada obstáculo superado, me ha permitido descubrir quién soy y abrazar mi identidad con orgullo. Sé que el camino no siempre es fácil. A veces, nos sentimos atrapadxs o incomprendidxs, pero es en esos momentos cuando debemos recordar que la valentía de ser una misma es lo que nos define. Mi madre siempre me enseñó que rendirse no es una opción, y yo quiero transmitirles esa misma convicción. Sigamos adelante, enfrentemos cada adversidad con la certeza de que somos capaces de lograr nuestros sueños. Busquen el apoyo de quienes los rodean, cultiven vínculos de amor y respeto, y no permitan que nadie los haga sentir menos de lo que realmente son. La vida es un proceso de aprendizaje continuo. Aprendamos de nuestras experiencias, crezcamos con cada reto, y nunca dejemos de soñar.